La explotación de talco de Puebla de Lillo y las plantas de transformación del mineral en Boñar y La Vega desaparecen a partir del próximo mes de enero, y dejan sin empleo a sus 38 trabajadores
21/12/2010 María Jesús Muñiz
El cierre de la industria afecta tanto a la mina a cielo abierto como a las plantas de transformacióramiro
Mientras la provincia fija su mirada en los crecientes problemas y la agonía de la minería del carbón otra actividad minera, que suma también casi un siglo de actividad a sus espaldas, se prepara para dar el carpetazo definitivo a partir del próximo día 2 de enero.
La mina de talco de Puebla de Lillo y las plantas de transformación de Boñar y La Vega abandonarán totalmente la actividad a lo largo de los próximos meses, cerrando un capítulo de actividad industrial que ha marcado la vida de una comarca. Justo con el inicio del año los 38 trabajadores de la multinacional Rio Tinto Minerals en León (entre ellos su equipo directivo) verán cómo sus contratos se extinguen, la empresa salda sus cuentas con las correspondientes indemnizaciones y una actividad más de la provincia desaparece definitivamente.
Después de varios meses de negociaciones los trabajadores del talco en León firmaron el pasado verano el expediente de extinción de empleo para la totalidad de la plantilla de la Sociedad Española de Talcos. A pesar de la lucha de la plantilla por demostrar la viabilidad de los recursos que aún pueden ser explotados en la zona, y que son propiedad del la empresa del grupo Rio Tinto Minerals, la Oficina Territorial de Trabajo dio por buenos los argumentos de la empresa respecto al agotamiento de su rentabilidad en la provincia.
El resultado es que la empresa cierra sus puertas y con ellas las del trabajo para sus 38 empleados.Según lo fijado el pasado verano, el número de trabajadores ha ido reduciéndose en los últimos meses y lo hará progresivamente hasta la extinción a lo largo del 2011, en función de las tareas que vayan dejando de realizarse y hasta concluir la producción, la restauración o el desmontaje de las instalaciones tanto de Mina de Respina como de las plantas de La Vega y Boñar. En cualquier caso, en la segunda mitad del año quedarán menos de diez personas trabajando en la empresa.El expediente de extinción de empleo explica que las razones por las que se cierra la explotación se basan por un lado en el agotamiento de talco de Respina y por otro en la caída de las ventas, «lo que ha tenido una incidencia directa en la situación económica del conjunto de la empresa».
Respecto a las plantas de transformación, se ven afectadas también porque se nutren de manera exclusiva para su funcionamiento del mineral de Puebla de Lillo.Cofiñal, en zona de difícil explotación. La Sección de Minas del Servicio de Industria comprobó «que las reservas han ido disminuyendo drásticamente en los últimos años, hasta llegar a unas cantidades que no hacen rentable la explotación». Reconoce, sin embargo, una de las que fue principales demandas de los trabajadores durante los meses de negociación: la empresa ha comprobado y estudiado que existen reservas incluso más importantes en la explotación de Cofiñal. Para el Servicio de Minas, «aunque la investigación realizada por la empresa hasta la fecha haya puesto de manifiesto en otras zonas de la concesión la existencia de nuevas reservas, al encontrarse dentro del Parque Nacional de Picos de Europa su explotación se ve seriamente dificultada»
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